La UTEP vuelve a reclamar alimentos para los comedores comunitarios

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La Unión de Trabajadores de la Economía Popular realizará este lunes una cola con personas que necesitan asistencia alimentaria en la puerta del ministerio de Capital Humano. Su apuesta es que sea visiblemente larga, para poner en la agenda política el desabastecimiento que sufren los comedores comunitarios, que desde que asumió el gobierno de Javier Milei dejaron de recibir insumos del gobierno nacional. Las organizaciones sociales denuncian que la mayoría de los comedores se han quedado sin alimentos en momentos en que, por la suba de los precios, más familias se acercan a pedir una vianda.

La protesta surgió a raíz de un planteo de la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello. El jueves, ante una manifestación de la UTEP, la funcionaria le dijo a los referentes que no recibirá a “intermediarios” sino que atenderá a la gente “que tenga hambre, una por una”, con DNI.

Las organizaciones anunciaron ahora que realizarán “una fila mediante la cual cada persona pueda ingresar al ministerio a los fines de obtener respuesta a la emergencia alimentaria agravada por la crisis económica”.

La actividad central comenzará a las 9 en la esquina de Juncal y Carlos Pellegrini, de la Ciudad de Buenos Aires. En simultáneo, en otras ciudades misma acción será repetida en delegaciones de la Secretaría de Niñez y Familia.

Según una versión periodística publicada por Infobae, el tema de la asistencia a los comedores generó conflicto entre la ministra Pettovello y el secretario de Desarrollo Social Pablo de la Torre, quien habría amenazado con renunciar a su cargo. Sin embargo, en Capital Humano lo desmintieron: «estamos todos trabajando para que los alimentos llegen a a los más necesitados».

En el país existen 41 mil comedores y merenderos reconocidos por el estado e inscriptos en un registro oficial, el Renacom –lo que implica que su existencia fue comprobada y monitoreada por el gobierno–. La estimación es que dan de comer a cuatro millones de personas. En estos días, comedores y merenderos vienen cocinando con lo que les mandan los intendentes y con donaciones. Sufren una doble presión: la de más gente que se acerca a pedir, en momentos en que tienen menos para dar. Por eso, cuentan los referentes sociales, en las colas para retirar una vianda empiezan a darse situaciones de violencia.

El Estado nacional venía haciendo llegar la asistencia alimentaria a través de dos vías, la de transferencias directas a las personas (con la Tarjeta Alimentar) y la de envíos de alimentos a los comedores con camiones o transferencias de dinero. Con Milei, el monto de la tarjeta Alimentar fue mejorado (aunque la suba de los precios licuó esta mejora), pero los envíos de insumos a los comedores fueron cortados. Parte del problema es que el universo cubierto por la Tarjeta Alimentar, si bien extenso, no es universal, ya que alcanza sólo a 2,9 millones de niños -mientras que otros 6 millones de niños y adolescentes pobres quedan fuera del programa-. Entre los que se acercan a los comedores en estos días hay también muchos jubilados.

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