Un relevamiento reciente demostró el impacto que tuvieron las políticas económicas aplicadas en los últimos 12 meses. Cayó el consumo a pesar de las ofertas.
El control sobre los precios de algunos productos, las ofertas y promociones hechas por cada compañía y las facilidades de pago propuestas por algunos bancos no fueron suficientes para evitar una caída en el consumo en supermercados, que fue del 7,3% interanual a marzo de 2024.
La consultora privada Scentia publicó esta semana un relevamiento en el consumo masivo en marzo de este año con respecto al de 2023 en el que consta que las ventas en supermercados cayeron un 7,3% interanual; en los mayoristas, un 10%; y en las cadenas de farmacias un 20,2%.
Mientras tanto, los autoservicios independientes también registraron una disminución del 7,6% en el consumo en el mismo período.
De hecho, entre los consumos básicos que disminuyeron están los alimentos, los productos para la higiene personal y los de limpieza, que subieron considerablemente de precio en los últimos meses.
Por ejemplo, la venta de leche cayó un 20% en el primer trimestre del año, y no se trata de un gasto superfluo o que pueda suspenderse sin consecuencias.
Se calcula que en los primeros cuatro meses de gestión del gobierno de Javier Milei la inflación llegó al 90,2%, y algunos alimentos y productos básicos acumularon subas que superan el 150%.
Por el mayor peso que tienen en el cálculo del Índice de Precios del INDEC, los precios de los alimentos son los que más empujan la inflación hacia arriba al mismo tiempo que son los que más golpean a las familias de menores ingresos, que dedican la mayor porción de sus salarios a esa compra.
En los primeros cuatro meses del gobierno de Milei, la canasta básica alimentaria aumentó 93,5%, por encima de la inflación promedio lo que explica el fuerte salto en los índices de pobreza que se registran desde que asumió el gobierno de La Libertad Avanza.